Aniversario de un sueño: mi tesis doctoral. ¿Qué me ha enseñado esta etapa?



Me parece mentira cuando miro en el calendario y ya se ha cumplido un año de aquel esperado día en el que defendí mi tesis doctoral: 10 de julio del 2017. Fueron seis años de duro trabajo, de días enteros sentada delante de un ordenador, de momentos complicados en los que casi tiro la toalla porque no veía que llegara el final, de tener que renunciar a cosas que me gustaban por dedicárselo a mi trabajo....así fueron esos seis años. En mi mente saltaba la palabra “tesis” desde que me despertaba e incluso me acompañó en mis sueños.

Ahora ya ha pasado un año, he dormido todo lo que perdí, he desconectado de aquella intensa presión, he hecho muchos planes para recuperar aquel tiempo empleado en el trabajo, y en mis ratos libres he analizado todo lo que este camino me ha enseñado. ¡¡Qué de cosas!! ¡¡Cuánto se madura cuando persigues un objetivo tan duro!!.

Este artículo quiero que sirva para compartir mis aprendizajes y para que todo aquel que esté en el camino de cumplir una meta costosa, ponga aún más empeño al leer mi testimonio y lo que ha supuesto para mí.

Fundamentalmente he aprendido que las cosas que queremos conseguir en la vida conllevan un esfuerzo, nadie te las regala (aunque haya algunos que tengan mucha suerte). Por norma general, hay que ser constantes y perseverantes porque los inconvenientes surgen, y ahí es donde debemos sacar todas nuestras fuerzas para no desfallecer. ¿Qué está sucediendo actualmente?. Que tanto los niños como los adultos no tienen claro lo que quieren y en el momento que aparecen los “baches”, tiran la toalla y dejan atrás sus sueños de aprender un deporte, de acabar una carrera, de montar un negocio o simplemente de hacer algo que les hace ilusión. Por lo tanto, los valores personales a la hora de conseguir una meta son fundamentales, el motor que nos impulsará a conseguirla.

Otro gran aprendizaje es la importancia de tener un círculo social que nos arrope y nos apoye a lo largo de ese camino. Una palabra amable, un abrazo energizante, una sonrisa que nos transmita confianza, una mano fuerte que tire de ti en los momentos duros....da igual que sea de tu familia o de amigos, lo importante es que no falten en nuestro día a día. Cuantas horas he pasado hablando con mis padres sobre mis dudas....ellos siempre levantaron mi ánimo cuando no podía más.


La confianza en uno mismo sería el tercer ingrediente. Si pensamos que no vamos a ser capaces de lograr nuestro objetivo, será muy complicado llegar a la meta. Cuando uno no confía en sí mismo, parece que las cosas empiezan a salir mal y nos castigamos mucho, nos hablamos mal, entramos en una espiral de negatividad destructiva (“no sirvo, todo me sale mal, soy un desgraciado...”). Sin embargo, si confiamos en que poco a poco, paso a paso, vamos a ir acercándonos cada vez más a lo que soñamos, ¡¡lo lograremos!!. Éste ha sido otro aprendizaje: tengo que confiar en mí, en todos mis recursos. Todos albergamos dentro un sin fin de habilidades, ¿ya las has descubierto?.

El último requisito sería tener claro lo que queremos conseguir en la vida. Quizás es una pregunta difícil de contestar para muchos, aunque en el fondo todos tenemos preferencias por unos caminos u otros. El denominador común es que todos queremos ser felices, sea en el ámbito que sea: el trabajo, la pareja, el sitio donde vivo, los amigos con los que comparto mi tiempo...¿qué quiero conseguir en cada área?. Sed sinceros con vosotros mismos y responderos.....así nacerán los caminos que queréis recorrer y vuestros próximos objetivos. Yo lo tuve claro siempre: quería ser doctora y tener opción de enseñar en la universidad.

Por lo tanto, la constancia y perseverancia, el apoyo social, la confianza en uno mismo y tener claro lo que quiero conseguir han sido mis aprendizajes en estos años. Son los cuatro ingredientes que os sugiero para conseguir vuestros propósitos.....¡¡¡ ánimo!!!