En relación a los artículos que
he escrito anteriormente, hoy quiero mostraros una serie de reflexiones concretas
con el objetivo de hacernos pensar sobre nuestro propio comportamiento, en el
día a día, respecto a los niños y niñas que nos rodean.
En muchas ocasiones
presumimos de basar nuestras vidas en valores como la tolerancia o la sensatez,
pero nuestras actitudes denotan, en ciertas ocasiones, que no somos coherentes
con aquello que “llevamos por bandera”.
Es por ello, que los Psicólogos
insistimos en la necesidad de propiciar un ambiente afín y vinculado a los
pilares que sustentan nuestra vida, desarrollando actitudes comprometidas con
todos aquellos valores y pensamientos que rigen nuestro día a día.
He aquí estas máximas para
reflexionar…..
1. Si viven con tolerancia, aprenden a comprender a los demás
2. Si viven criticados, aprenden
a condenar a los demás
3. Si viven con aprobación,
aprenden a confiar en sí mismos
4. Si viven con seguridad, aprenden
a confiar en los demás
5. Si viven engañados, aprenden a
mentir y engañar
6. Si viven en equidad, aprenden
a ser justos
7. Si viven avergonzados,
aprenden a sentirse culpables
8. Si viven hostilizados,
aprenden a pelear
9. Si viven en silencio, aprenden
a callar
No me vale de nada que, cuando
los niños crecen y llegan a su adolescencia y se comportan de forma
improcedente o incoherente con sus propios valores, los padres y adultos nos
quejemos de sus conductas. El momento idóneo de haber puesto las herramientas
necesarias para evitarlo estaban en la infancia, ya que éramos nosotros los que
teníamos la responsabilidad de hacerlo. En la adolescencia las actitudes son
más difíciles de cambiar.
Por lo tanto, en nuestra mano
está la solución a las posturas de faltas de madurez y de coherencia de los
jóvenes de nuestra sociedad...¿te atreves a ayudarlos?